La creatividad del ser humano parece ilimitada, tanto para lo bueno como para lo malo. Los avances que nos han llevado hasta donde estamos no ocultan que también hemos utilizado ese talento para ámbitos mucho menos benevolentes. Crear armas de destrucción lo más poderosas posibles ha sido una constante de la historia de la humanidad, y nuestro talento para hacer la puñeta al personal parece haber sido especialmente espectacular.
Es lo que demuestran algunas de las ideas más increíbles que contribuyeron a acabar con nuestros semejantes. Armas y sistemas horribles en esencia, pero maravillosamente ingeniosas en su concepción. No hablamos si quiera de los avances armamentísticos del siglo XX o el recién iniciado siglo XXI. Nos remotamos a una época en la que parecíamos mucho más limitados en recursos, pero durante la cual se idearon formas de matar de las que cualquier sanguinario estaría orgulloso.
Una edad media de lo más creativa
En la era medieval la gente tenía muy mala baba. La religión dominaba el panorama creativo, así que lo de apoyar la ciencia era algo problemático a no ser que uno usara su ingenio para poder acabar con los enemigos de la fe, sea esta cual fuera.
El llamado "Warwolf" se convirtió en algo temible. Tanto que cuando los que defendían el castillo vieron lo que estaban construyendo los carpinteros reales trataron de rendirse. Eduardo I no aceptó la rendición, claro. "Ya que lo hemos construido, habrá que probarlo". Lo que los fundíbulos normalitos no habían logrado lo logró aquel monstruo de la mecánica medieval, que lanzaba piedras de más de 100 kilos y provocaba un nivel de destrucción absurdo para la época.
Otra de las armas que han pasado a la historia es el célebre "fuego griego", que a pesar de su nombre no fue inventado por los griegos, sino por el imperio bizantino. Aquella sustancia, que es algo así como una precursora del moderno napalm, lograba actuar incluso en el agua, y de hecho fue una poderosa aliada en los combates por mar, con naves que incluso tenían una especie de "lanzallamas" que atacaba a otras embarcaciones.
Otra de las armas que pasarían a la historia fue utilizada por Santa Olga de Kiev, que de Santa tenía poco. Al menos para sus enemigos, los Drevlianos, a los que masacró con un método singular. En uno de los enfrentamientos acabaron pidiendo misericordia y ofreciendo un pago con miel y pieles. Olga pidió tres palomas y tres gorriones de cada casa, y al recibirlos los utilizó atando un trozo de azufre y pequeños trozos de tela. Al volver a sus nidos, esos componentes lograron prender fuego y de repente toda la aldea estaba ardiendo al mismo tiempo.
Armas para todos los gustos y situaciones
Esos ejemplos se combinan con muchos otros en los que se muestran todo tipo de armas medievales que servían para tratar de tener ventajas competitivas en los enfrentamientos bélicos. Los luceros de alba solo tenían de poético el nombre, pero esa variación de la maza también era acompañada de espadas con mecanismos rompe-espadas, de dagas de las que de repente aparecían dos filos adicionales, o de los citados fundíbulos, desde los que no solo se lanzaban piedras: se lanzaban partes de animales muertos como anticipo de la guerra química: para propagar enfermedades.
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