martes, 13 de diciembre de 2016


Cuando el Muro de Berlín cayó a finales de los ochenta, dejó al descubierto un gran Cinturón Verde de 1400 kilómetros de largo libre de presencia humana por décadas. Los ecologistas alemanes lucharon para proteger esta larga línea larga como un Cinturón Verde, conectándolo con el cinturón verde más grande de Europa que es la Cortina de Hierro que abarca desde el norte de Finlandia hasta el sur del Adriático.


Hasta ahora el Cinturón Verde Alemán ha tenido muy poca protección legal. Actualmente, sólo un tercio del pasillo natural es designado como Área de Conservación de la Naturaleza, pero esto pronto podría aumentar. 

Este paisaje libre de presencia humana posee entre 60 a 200 metros de ancho, que favorece las condiciones ideales para la prosperidad de la flora y fauna. Hasta 600 especie en vías de extinción, incluyendo la cigüeña negra, han prosperado en este terreno insólito.

Lo que ha hecho este pasillo verde notable es el bloqueo de más de 100 tipos de biotopes, incluyendo bosques, pantanos y prados. En otros lugares estos ecosistemas se ven reducidos debido al impacto que genera la extensión humana y urbana, cosa que en este lugar no ha acontecido en décadas. En Europa tú no podrías encontrar este tipo de sitios. 

Esto es lo que podríamos llamar un gran efecto de magia geopolítica. Los miles de kilómetros de paisajes de seguridad nacional disueltos y transformados fortuitamente 
sobre el curso de unos años en una verdadera reserva de vida salvaje.


Supongamos que los miles de kilómetros de cicatrices serpenteantes de fronteras militares fuesen rehechas y transformadas en el proyecto de parques conectados más largo del mundo. Imaginemos en gran parque global donde cada región diseña su propio pasillo de Jardín del Edén. Las comunidades locales fronterizas los mantendrían. Los dignatarios de todo el mundo los aclamarían como un acto de acuerdo internacional. Los ecologistas los venerarían como un gran sueño botánico postmilitarizado. Las comunidades hippies lo aclamarían como una batalla ganada por medio de las flores. La frontera sería convertida en la geografía de un refugio dispersado global ecológico. Cosiendo las fronteras nacionales con naturaleza ayudarían a desovar la política de conservación innovadora, permitiendo el surgir de nuevas especies, y el resurgimiento de las viejas.




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http://surdaka.blogspot.mx/2010/08/el-cinturon-verde-aleman.html

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