jueves, 22 de diciembre de 2016

Gigantes; El mito se convierte en realidad


Incontables son las fábulas y leyendas generadas en torno a los gigantes. Se han creado innumerables historias ficticias sobre ellos, pero, ¿realmente son ficticios?... Si retrocedemos unos pocos miles de años en la historia, no en la que nos cuentan en la escuela, podemos ver que aparecen gigantes hasta debajo de las piedras, desde África hasta América pasando por Asia.


Muchas antiguas civilizaciones y tribus mencionan a gigantes, pero claro, como se suele decir, son sólo leyendas.
El caso es que existen multitud de pruebas de la presencia de gigantes en tiempos remotos y no hablo de las fotos retocadas con Photoshop que podemos encontrar en San Google, ya que la mayor parte de éstas son simples fakes.


Hablo de pruebas materiales, reales y hechos históricos que han pasado de generación en generación y que la ciencia más clásica se limita a apartar o esconder por no tener respuesta a tales hallazgos o bien por el simple hecho de que su abultado orgullo no les permite rendirse a la evidencia.
Vamos a entrar en materia porque hay bastante tela que cortar, y vamos a empezar por una leyenda impresionante, una leyenda que nos transporta directamente al país del sol naciente. Exacto, China.

En antiguos escritos chinos, que anteceden en 300 años a la creación de su calendario se cuenta cómo hubo una gran batalla entre antiguas civilizaciones chinas y extraterrestres.
Los extraterrestres asentaron bases en el país construyendo diversas bases, a las que se le puede relacionar con las pirámides construidas allí, y esclavizando a la población, manteniendo una lucha constante con los rebeldes y los caudillos que se negaban a subyugarse por dichos extraterrestres.


Existen diversos restos “arqueológicos” que atestiguan la batalla entre diferentes civilizaciones.

En estos restos se observa la morfología y apariencia de los seres invasores. Los extraterrestres eran altos, delgados, vestían a menudo un aparato respiratorio (cascos) si estaban fuera de sus naves durante largos periodos de tiempo y los cascos tenían dos o tres antenas que eran descritos como delgados brotes de bambú por los escribas que grabaron la guerra.

Pero en mitad de la guerra aparecieron unos seres indígenas de la zona en aquel momento, una raza diferente que intervino para ayudar en la lucha a las civilizaciones chinas.

Gigantescos hombre de hasta 3,6 metros de altura con un pelo rojizo. Eran tiempos en que los gigantes se paseaban tranquilamente por diferentes zonas del globo.
Los gigantes eran conocidos en las Américas, a lo largo de Asia, Siberia y Europa. Llevaban una armadura de cuero rojo.


Según las leyendas, los gigantes aparecieron desde el noroeste y rodearon la región sorprendiendo y enfrentándose con los extraterrestres.
Se decía que a pesar del avanzado armamento que poseían los invasores, los gigantes poseían una fuerza brutal, grandes dones para la batalla y que actuaban contra los extraterrestres con gran temeridad y ferocidad.

Todo esto agregado a la ira de los esclavos asiáticos concluyó y la huida de los invasores interestelares.
Todo esto es una leyenda china, pero leyenda con pruebas verídicas ya que existen varias representaciones de dicha guerra, además de huellas, esqueletos, momias y artefactos de los gigantes.

Incluso hoy en día se puede observar en el Museo Chino restos momificados de un gigante pelirrojo.


En 1911 en una cueva de Nevada llamada Lovelock, en Estados Unidos, se hallaron momias de 3 metros de altura y pelo rojo, además de objetos, como esculturas, sandalias extrañamente enormes o señuelos para cazar patos.

Como habitualmente pasa, los científicos de la época no le dieron importancia e incluso muchos de los restos fueron de nuevo enterrados por los mineros locales.
Pero esto no tendría mayor importancia si no fuese por las historias que contaban los indios nativos de la zona donde se hallaron los restos.

Los Paiutes o Piutes, que sabían de estos seres contaban que leyendas que fueron transmitidas de generación en generación hablaban de unos seres con los que mantuvieron interminables batallas con gigantes blancos de pelo rojo a lo largo de 1.000 años.

“Si-Te-Cah”, que literalmente significa “comedores de tule”, que es una planta fibrosa de la que los gigantes tejían balsas para escapar de los continuos ataques de los Paiutes, así es como los Paiutes se referían a estos gigantes.
Según los Paiutes, los gigantes de pelo rojo eran tan altos como 12 pies (unos 7 metros de altura) y eran un pueblo cruel, que capturaban a los Paiutes y los utilizaban como alimento.
Los Paiutes le contaron a los primeros colonos que después de muchos años de guerras, todas las tribus de la zona decidieron unirse para deshacerse de los gigantes.

Los Paiutes acabaron con todos los gigantes, excepto unos pocos, que se refugiaron en la cueva de Lovelock. Tras rodearlos y cercarlos, los indios apilaron matorrales a la entrada de la cueva y les prendieron fuego.
Los gigantes que intentaban salir morían acribillados por ráfagas de flechas y los que permanecieron en el interior de la cueva murieron asfixiados por el humo.

Como mencionaba antes, en 1911, una empresa que recogía guano de los murciélagos que en descomposición se convierte en salitre, el principal ingrediente de la pólvora, que era un elemento muy valioso.
En dicha excavación se hallaron más de 10.000 artefactos como flechas rotas que pudieron ser lanzadas desde el exterior, restos de ropajes, una extraña piedra en forma de donut y que tenía 365 muescas en el exterior (posiblemente para indicar los días del año, y 52 muescas interiores (las semanas), además de, por supuesto, restos momificados de dos gigantes de pelo rojo, una hembra de 6,5 metros de alto y un hombre de más de 8 pies de altura.

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